Montealegre - Vuelta a mis Orígenes

Salimos tarde de Madrid, primero hay actividades y hay que ir a recoger al personal, lo peor, cruzarse Madrid para llegar a la plaza de San Bernardo, y  para colmo llegamos 15 minutos antes de la hora y nos los pasamos dando vueltas a la glorieta, la gente nos mira con cara rara, pero no hay donde parar la Conchi sin que estorbe, hay una pareja de movilidad que me mira con ojos golosos,... lo mismo me quieren poner una multa. Finalmente llega la Jefa  y salimos dirección A3 a eso de las 20:15.



No pillamos nada de atasco, y enseguida estamos en la A3, ahora hay que decidir donde paramos a pernoctar, el gasoil nos da para hace unos 200km, con lo que deberíamos parar entorno a las 22:15-22:30, que parece buena hora. Ya que vamos a cambiar de cartera, a la A31, decidimos pasarnos  la ultima área de servicio de la A3, el área 175, dado que paran muchos camiones y es poco discreta. Nos adentramos ya en la A31, ya empiezo a este algo cansado y el gasoil empieza  a brillar por su ausencia, pasados unos 19 km encontramos un área de servicio que parece no va a estar muy masificada y esta abierta las 24 horas, así que decidimos parar, es el área de servicio de Pozoamago, tan solo 2 camiones y no hay mucho sitio para mas, así que posiblemente tengamos una noche tranquila,...pero como versa el dicho, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra,  según va avanzando la noche, empiezan a llegar mas camiones, y mas, y mas, y según va avanzando el día, los que ya estaban, empiezan a partir, total que no hubo forma de pegar ojo. Aquí lo dejo escrito, a ver si la próxima vez que tenga que parar en un área de servicio, me lo pienso dos veces.

Desayuno rápido y de nuevo en ruta, a las 11:30 ya estamos en Montealegre del Castillo, el pueblo de las tres mentiras, ya que: ni tiene monte, ni es alegre y el castilo brilla por su ausencia.

Pasamos una mañana agradable con la tía Mari, y la idea era ir a comer a Almansa, donde el fin de semana pasado habíamos oído en la radio que ponen uno de los mejores gazpachos manchegos (mesón Pincelin), pero como Mari es muy desobediente, a la hora de ir a comer  nos enteramos que nos tenia preparado un exquisito guiso de gazpacho manchego. Dejamos la visita del Pincelin para otra ocasión.

Por la tarde, mientras los tíos se iban de misa de entierro, nosotros decidimos subir al castillo, bueno, a lo que queda de el. La subida es fácil y agradable, aunque se pierde uno entre esas callejuelas tan empinadas, en mi mente estaba el recuerdo de que estaba mucho mas lejos, ¡debe ser que lo han acercado!. Lo que no recordaba era la gran cantidad de cuevas que rodean al castillo y que según cuentan, estuvieron ocupadas antaño por soldados durante la guerra. Ahora el aspecto que tienen es mas bien desagradable, de abandono y suciedad, como si hubiesen vivido allí o estuviesen viviendo todavía un grupo de indigentes. Al llegar al castillo, sorpresa: las piedras están franqueadas por una valla y las colmenas, que antes eran montones de piedras han sido levantadas, con muy poco gusto, por cierto, para reconstruir lo que  a tiempos fue una fortaleza.

Ya de vuelta en casa, cena de unos exquisitos huevos fritos (de cosecha propias, es decir, de esos que hace años que no se comen), acompañados de un buen plato de patatas fritas.

Nos retiramos a dormir a nuestra autocaravana, aparcada en la calle del Generalísimo, un poco empinada, pero que nos viene bien, la calle es amplia,  de paso hacia el centro del pueblo, lo que presagia una noche regular. Al final, tampoco esta tan mal, al ser sábado por la noche algún que otro  borrachín dando gritos, pero sin mas complicaciones, nos dejaron dormir tranquilos.

Amanecemos pronto, ya que hemos quedado para desayunar en el bar de Luisito unas fritillas con chocolate, que consisten en una especie de tortas del tamaño de un plato hechas con la masa de los churros y fritas, francamente deliciosas, yo me tome una grande que se salía del plato, las pequeñas ocupaban algo menos, pero no dejaban espacio para mucho mas.

Nos fuimos pronto de Montealegre, antes de comer, ya que no queríamos que se nos hicieses demasiado tarde, aun así, tuvimos tiempo para hacer una parada en el pantano de Alarcón, entramos por Olivares del Júcar, nada mas salir del pueblo en el camino a la derecha (siguiendo la señalización al pantano), y continuando por todo el camino de "carretera cortada por pantano de Alarcon". Allí observamos a dos windsurfistas a lo lejos y nos fuimos a verlos, estaban planeando poco y parecía que llevaban material grande, a los 5 minutos de estar allí, el viento empezó a hacer acto de presencia en forma de magnificas rachas, el cielo se comenzó a cubrir y nos callo la del pulpo, salimos corriendo de allí, no sin antes hacer unas cuantas fotos para la posteridad, no queríamos que si el suelo de arena cogía mucha humedad, pudiese llegar a dejarnos atascados, antes de salir del camino, la lluvia había finalizado de caer allí, y ya solo quedaba un maravilloso arco iris.

Eran las 15:30 y nos quedaban unos 140 km, que decidimos hacer sin parar.

Fin de la aventura.


Resumen:
Fechas: del vie.  21/10/2011 al dom. 23/10/2011
Zonas visitadas: Montealegre del Castillo y pantano de Alarcón
Noches: 2
Pernoctas: ES Pozoamargo (A31 pk 19)y Montealegre (c/ Generalísimo)
Km(ida y vuelta): 660 km