Oliva 2019 - Clavada de fin de semana

Otro fin de semana de julio en un Madrid infernal y una nueva oportunidad para viajar en autocaravana en busca de algo más de fresco. En esta ocasión aprovechamos que Arancha se ha ido con su prima Irene a Tavernes a pasar unos días, para pasarla a recoger e irnos los tres el fin de semana al camping de Oliva, eso si, nos llevamos lo gusto y necesario, sin grandes acopios de material campista, ni si quiera el equipo de windsurf, ya que la previsión para el sábado es claramente de poniente y la del domingo es tardía.

Salimos de Madrid a las 15:00, después de haberme escapado del trabajo unos minutos antes de tiempo, y la verdad es que para ser el último fin de semana de julio, tenemos un buen tráfico, denso pero fluido, hasta llegar a coger la A7 dirección Alicante donde estamos más de 30 minutos prácticamente parados, que nos hace llegar a Tavernes a las 20:00 donde recogemos al vuelo a Arancha sin casi pisar la calle, y continuamos dirección al camping Azul, donde volvemos a tener un fuerte atasco para cruzar Oliva, otros 30 minutos perdidos, al final llegamos al camping a las 21:15, María José ha confirmado con recepción que la hora de cierre son las 22:00 pero también nos informan que están prácticamente completos, tan solo tienen una o dos parcelas libres y el primero que llegue se las queda. Una vez en recepción, solo les quedan las parcelas 39 y 40, en el pasillo junto a los bungalows próximos al bar, claramente la parcela 39 es muy pequeña pero intentamos entrar en la 40, pero aunque a ojo parecía que había mucho sitio, una vez entras con la autocaravana, parece que el espacio se reduce, tras pedir al vecino (Oscar) de la parcela 41 que quitase su coche, hago un intento de encaje, pero tampoco quiero forzar el entrar en un espacio diminuto para solo un par de noches, así que finalmente desisto de aparcar ahí y nos vamos al Azul II, donde estamos solos con una docena de coches, lo que se traduce en estar prácticamente en un área de autocaravanas, con la ventaja de poder tener todo abierto y el toldo fuera. Una vez instalados, y tras una pequeña discusión con parte de la familia que no está conforme con la decisión de quedarnos en el Azul II, estoy agotado y cabreado tras siete hora al volante y la decepción de no poder estar en el barullo de la vida del camping, nos vamos a dar un baño María José y yo, Arancha nos acompaña aunque no se mete, a ver si nos quitamos los calores y sofocos del viaje, el agua está espectacular, con una temperatura ideal. Una vez refrescados y con la mente más fría, tomamos algo rápido de cena y nos vamos a la cama.

Noche muy tranquila y más fresca de lo que parecía en un principio, solamente nos interrumpe la tranquilidad de la noche el ruido a las 05:00 de una fuente que parece tenemos pegada junto a la autocaravana, tal es el ruido que tengo que bajarme a ver de donde procede: es el riego de las plantas de separación de parcelas, que tengo la sensación que van a regar por inundación, así que por miedo a que se lleven las chanclas la inundación, las meto dentro de la autocaravana y me vuelvo a la cama. Aunque no tenemos prisa por levantarnos, a las 08:00 ya empieza a dar el sol en la capuchina y se empieza a notar el calor del poniente. Tras el desayuno, con una gran capa de crema y sombrilla y silla en mano, nos vamos todos a la playa a pasar la mañana, tal es la fuerza del viento, que tengo que estar sujetando la sombrilla todo el rato. El agua de día y con el poniente da la sensación de estar mucho mas fría que la noche anterior, eso si, completamente transparente. A las 15:00 llega la hora de irnos a comer, ponemos la mesa bajo el toldo y no se está del todo mal. Tras la comida y recoger, nos volvemos a la playa, en esta ocasión cometiendo el error de no echarnos crema. Pasamos la tarde al sol y sin sombrilla, dado que el viento sigue soplando fuertemente de poniente. Algunos windsurfistas de los de siempre están en el agua, disfrutando de lo lindo, aunque yo no soy muy partidario de navegar con terral. María José a contactado con nuestra amiga Estrella, que casualmente está en su casa de Oliva y como nos negamos a salir de la playa, decide venir a visitarnos, así que a las 19:00 la tenemos frente al Eurocamping, no solo a ella y Miguelito, si no también su hermana Ana, su marido y una amiga, además de un cachorro de unas cuantas semanas de vida que han adoptado recientemente. Además de toda la prole se trae unas barras de pan, empanada y fiambre para cenar en la misma playa. Pasamos una tarde muy agradable, Estrella es de lo más graciosa y entretenida, la verdad es que se podría dedicar al monologismo, y cuando llega la hora de cenar, aunque yo soy más partidario de ir a la parcelo o al menos de coger la mesa plegable para comer más cómodos, el resto prefiere no mover todo el campamento que han montado, así que María José se va a la autocaravana a por unas cervezas con limón y un linterna de leds, y allí todos juntos nos pegamos la cena padre, se está estupendamente hasta las 22:00, cuando de repente el viento cambia de oeste a norte y y todo cambia en un abrir y cerrar de ojos: el olor, el ambiente, la temperatura,... en treinta minutos estamos ya todos pelados de frío, así que decidimos dar por concluida la visita, les acompañamos al coche y ya solos los tres, nos volvemos a la autocaravana, y pasamos también por el Azul I para oír los últimas melodías de nuestro amigo Tony, tras lo cual nos vamos a la cama.

Noche más tranquila que la anterior, no se oye tanto el riego, el norte con el que nos despidió el día anterior poco a poco va rolando a levante. Nos bajamos a la playa sin mucha prisa, estamos completamente achicharrados del día anterior toda la tarde al sol, así que procuramos estar debajo de la sombrilla el mayor tiempo posible, antes de que empiece a calentar mas el sol nos damos una vuelta hasta el río, pero no continuamos más por el picor del sol en nuestros cuerpo. Nos damos un baño refrescante, Arancha acaba de bajar después de desayunar algo más tarde que nosotros, pero la bandera amarilla nos avisa de una fuerte corriente que podemos comprobar en nuestros propios cuerpos con María José a punto de darle un ataque por pensar que no podía salir, así que terminamos en la orilla a poco más de dos palmos de agua. Hemos decidido quedarnos en el camping para poder tener todo abierto y comer tranquilamente y fresquitos bajo el toldo. A las 14:00 ya hay un buen viento, y nos vamos a reservar una pizza cuatro quesos para comer. Tras la comida y dejar todo más o menos recogido nos damos un paseo hasta la sombra del árbol para ver navegar, hay un levante impresionante con mucho mar, Nausica esta disfrutando como un enano, otro windsurfista no tanto, ya que se le ve más en el agua que navegando, también hay mas de 100 kiters en el agua, a los pocos minutos de llegar, repentinamente empieza un calor seco, las banderas rolan a sureste, y hay una caída fulminante de viento: a entrado leveige. Ahora la imagen es de 20 cometas en el agua, el resto intentando mantenerse en el aire pero con poco éxito, otro windsurfista que acababa de entrar se queda colgado dentro, no puede hacer waterstart. Parece que el espectáculo no da más de sí, así que nos vamos a recepción a recibir la minuta, en total por las dos noches que hemos pasado prácticamente en solitario en el Azul II nos cobran casi 100€, la verdad es qeu nos hubiese salido casi más barato irnos a un hotel, las 5 horas que hemos pasado del domingo nos lo cobran como si hubiésemos pasado la noche, cosa que hubiese entendido estando en el Azul I, que no tiene una parcela libre, pero en el Azul II no tiene mucho sentido ya que está compeltamente vacío y es más un parking que un camping con ningún tipo de servicios. Son las 17:00 y con la decepción de la clavada que nos acaban de meter nos vamos a recoger a Irene a Tavernes, donde a diferencia de Oliva y extrañamente el leveige no ha entrado (o ha vuelto a rolar posteriormente) y el viento sigue soplando con fuerza de levante, con bandera amarilla que posteriormente en el camino de vuelta y gracias a la webcam de la Cruz Roja vemos que han cambiado a roja. Irene tarda más de la cuenta en bajar, y estoy a punto de dejarla en tierra, me quedan 6 horas mínimo de conducción y ya me están entrando las prisas, finalmente aparece con sus padres, un par de besos y sin salir del callejón donde cargo y descargo, salimos hacia el Castillo de Garcimuñoz, donde hacemos una rápida carga y descarga de aguas para llegada a casa tras dejar Irene en la suya, son las 23:30 y hemos tenido suerte y no hemos pillado excesivo tráfico.

Una nueva escapada finalizada que nos ha permitido comprobar que somos capaces de sobrevivir estupendamente en un camping sin grandes acopios de material, eso si, sin hacer uso de la cocina interior, y nos ha enseñado que para la próxima vez es preferible o irse a otro camping o quedarnos a pernoctar en la playa sin entrar al camping.

Resumen:
Fechas: del vie. 26.Jul al dom. 28 Jul 2019
Zonas visitadas: Camping Azul (Oliva)
Noches: 2
Pernoctas: Camping Azul (Oliva) x 2
Km(ida y vuelta): 900 km